Por Redacción Revista Empresarial del Pacífico
En noviembre de 2023, Colombia dio un paso clave en su estrategia internacional al incorporarse formalmente a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), el ambicioso proyecto global de China para ampliar sus vínculos comerciales e infraestructurales con más de 150 países. Aunque a primera vista puede parecer una movida diplomática más, esta adhesión tiene implicaciones estratégicas directas para el Pacífico colombiano: los departamentos de Valle del Cauca, Cauca, Chocó y Nariño podrían convertirse en una nueva puerta de entrada para la inversión asiática en América Latina.
¿Qué es la Iniciativa de la Franja y la Ruta?
Conocida popularmente como la “Nueva Ruta de la Seda”, la BRI es una estrategia global impulsada por China desde 2013 para consolidar redes de infraestructura, comercio y cooperación entre Asia, Europa, África y América Latina. En esencia, es una plataforma para fomentar inversiones en transporte, energía, tecnología, y cadenas productivas con el objetivo de mejorar la conectividad global.
Desde su lanzamiento, países como Chile, Perú y Panamá han sido receptores activos de financiamiento chino bajo esta iniciativa. Colombia, al sumarse recientemente, busca aprovechar esta ola para diversificar sus fuentes de inversión y fortalecer sus vínculos con la segunda economía del mundo.
Acuerdos sectoriales con mirada hacia el Pacífico
En paralelo a la adhesión nacional, la Región Administrativa y de Planificación del Pacífico (RAP Pacífico) —que agrupa a los cuatro departamentos de la región— firmó un memorando de entendimiento con representantes del gobierno chino. Este acuerdo busca impulsar proyectos conjuntos en infraestructura, agroindustria, tecnología y formación técnica.
El gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, lo resumió así: “Queremos que el Pacífico colombiano sea un socio estratégico de China, no solo una zona de paso. Esta alianza nos permite acceder a asistencia técnica, financiamiento, y oportunidades de exportación con valor agregado”.
Entre los sectores priorizados se destacan:
- Infraestructura logística: Puertos, corredores férreos y ampliación vial que conecten el interior del país con Buenaventura y los puertos del Chocó.
- Energía renovable: Proyectos solares y de biogás en Valle y Cauca ya cuentan con participación de firmas chinas.
- Agroindustria: Formación técnica, acceso a tecnologías de producción, y eventual apertura del mercado chino para productos como camarón, cacao, café especial y frutas tropicales.
- Tecnología y educación: Intercambios universitarios, creación de institutos Confucio, y capacitación técnica para jóvenes rurales.
Buenaventura–Shanghái: nueva arteria del comercio
Uno de los hitos más significativos de esta relación es la reactivación de la ruta marítima directa entre Buenaventura y China. En febrero de 2025, la naviera COSCO Shipping —una de las más grandes del mundo— inauguró un servicio semanal de carga entre Buenaventura y el puerto de Shanghái, reduciendo el tiempo de tránsito a menos de 25 días.
Para los exportadores del Pacífico, esto representa una oportunidad histórica. Las empresas agrícolas, pesqueras y forestales de la región ahora pueden enviar sus productos a Asia sin pasar por rutas indirectas ni asumir sobrecostos logísticos. A su vez, se abren posibilidades para importar maquinaria, insumos y tecnología con mayor eficiencia.
¿Qué gana la región?
Este giro geoeconómico plantea al Pacífico colombiano como un eslabón clave en la cadena de suministro global. Lejos de ser solo una zona marginal, puede convertirse en un “hub” logístico y productivo para América Latina, atrayendo inversión extranjera directa, generando empleo, y fortaleciendo sus capacidades industriales.
La firma de acuerdos sectoriales con China ofrece además algo que la región ha buscado por décadas: visibilidad internacional y autonomía estratégica. Los departamentos del Pacífico ya no deben esperar únicamente la atención del centro del país; pueden gestionar directamente relaciones con actores globales y articular proyectos de desarrollo regional a escala internacional.
Retos y condiciones
Por supuesto, esta oportunidad no está exenta de desafíos. La competencia por la inversión china es intensa en América Latina. Países como Perú y Brasil ya tienen tratados de libre comercio con China y mayores volúmenes de exportación. Además, el acceso efectivo al mercado chino exige cumplir estrictos estándares de calidad, trazabilidad y certificación, en los que muchas pymes regionales aún avanzan.
Asimismo, la región debe estar atenta a los términos de los acuerdos, evitando dependencias unilaterales o desequilibrios comerciales. Las experiencias de otros países han mostrado que una integración efectiva a la Ruta de la Seda requiere planificación de largo plazo, gobernanza transparente, y articulación público-privada.
Claves para aprovechar la oportunidad
Para que la Ruta de la Seda realmente impulse el desarrollo del Pacífico colombiano, es clave que empresarios, universidades, alcaldías y organizaciones productivas asuman un rol activo. Algunas recomendaciones concretas:
- Crear clústeres de exportación regionales que identifiquen productos con potencial de demanda en China y trabajen en certificaciones y empaques.
- Promover alianzas con universidades chinas en logística, ingeniería, biotecnología y agroindustria.
- Participar en ferias comerciales como la CIIE en Shanghái, con acompañamiento de ProColombia y gremios.
- Aprovechar líneas de crédito e inversión verde que puedan financiar infraestructura local con estándares internacionales.
Conclusión
La adhesión de Colombia a la Ruta de la Seda no es un fin en sí mismo, sino una plataforma de oportunidad. El Pacífico colombiano tiene las condiciones geográficas, culturales y productivas para convertirse en un socio relevante para China en América Latina. Pero el verdadero salto dependerá de nuestra capacidad para planear, ejecutar y liderar proyectos con visión regional y ambición global.
El momento es ahora. Como región, debemos decidir si queremos ser espectadores o protagonistas en este nuevo capítulo del comercio global.