La construcción de una sede de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) en Tumaco, un proyecto que representaría un avance significativo para la educación en la costa pacífica colombiana, ha enfrentado serios obstáculos. La donación inicial de 12.5 millones de dólares ofrecida por la Unión Europea desde 2016 quedó en el limbo debido a una serie de omisiones administrativas. Ahora, el canciller Luis Gilberto Murillo toma la iniciativa con un viaje a los Países Bajos para intentar recuperar estos fondos y destrabar un proyecto crucial para la región.
Un Proyecto con Promesas No Cumplidas
El sueño de una sede moderna de la UNAL en Tumaco comenzó en 2016, durante la rectoría de Ignacio Mantilla, cuando la Unión Europea ofreció financiar una parte significativa del proyecto a través de una donación de 12.5 millones de dólares. La suma representaba el 30% del costo total de la obra, estimada en aproximadamente 180 mil millones de pesos colombianos, con capacidad para acoger a 5,000 estudiantes y una oferta de 55 programas académicos.
Sin embargo, la falta de gestión por parte de los rectores que sucedieron a Mantilla, Dolly Montoya (dos períodos) y Leopoldo Múnera, provocó que los fondos no fueran utilizados a tiempo. El plazo final para activar el proyecto venció en julio de 2023, cuando los Países Bajos, a través de Invest International, anunciaron la interrupción de su participación y el cierre de la donación ORIO.
Una Realidad Preocupante: Educación en Vagones
Actualmente, la sede de la UNAL en Tumaco opera en instalaciones provisionales, compuestas por vagones móviles que limitan la calidad educativa y las posibilidades de expansión. La construcción de una sede permanente no solo resolvería estos problemas, sino que también abriría oportunidades para miles de jóvenes en una de las regiones más vulnerables del país.
El Papel del Canciller Murillo
Ante la gravedad de la situación, el ministro de Relaciones Exteriores, Luis Gilberto Murillo, ha decidido intervenir directamente. Su agenda incluye un viaje a Ámsterdam, donde buscará renegociar la participación de los Países Bajos y reactivar la donación. Murillo ha expresado su compromiso con el desarrollo de la región pacífica, destacando que este proyecto educativo es clave para fomentar la igualdad de oportunidades y fortalecer la paz territorial.
El canciller buscará argumentar el impacto transformador que tendría la sede de la UNAL en Tumaco, no solo en términos de educación, sino también en la generación de empleo y el desarrollo social y económico de la región.
Un Proyecto de Alta Prioridad
La construcción de esta sede no es solo un compromiso educativo; es también una estrategia de desarrollo para el Pacífico colombiano. En una región con altos índices de pobreza y violencia, un centro académico de esta envergadura representa un símbolo de esperanza y progreso.
El gobierno del presidente Gustavo Petro ha señalado que el fortalecimiento de la educación pública, especialmente en las zonas más desfavorecidas, es un pilar fundamental de su administración. El apoyo decidido del canciller Murillo es una muestra de cómo el actual gobierno busca saldar una deuda histórica con Tumaco.
Conclusión: Una Última Oportunidad
El viaje del canciller Murillo a los Países Bajos es, posiblemente, la última oportunidad para salvar una donación que podría transformar el panorama educativo en la región pacífica. Si bien los errores administrativos del pasado han puesto en peligro el proyecto, la gestión actual busca corregir el rumbo y garantizar que Tumaco cuente con una sede universitaria que responda a las necesidades de sus jóvenes.
La recuperación de estos recursos no solo sería un triunfo para la UNAL y el gobierno colombiano, sino también para las comunidades que ven en este proyecto una puerta hacia un futuro mejor.