El cultivo de cacao en Tumaco se ha convertido en una oportunidad crucial para muchas mujeres que, a pesar de las dificultades impuestas por el conflicto armado y la violencia de género, están transformando esta actividad tradicional en una vía de desarrollo económico y social. Gracias al acompañamiento y capacitación proporcionados por la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), estas mujeres están logrando posicionar sus productos en mercados regionales, nacionales e incluso internacionales.
El proceso de transformación del cacao: una labor femenina
En Tumaco, cientos de mujeres rurales participan en el proceso de transformación del cacao, desde la recolección hasta la elaboración de productos con valor agregado. Estas mujeres adquieren el cacao en baba y, con sus manos, llevan a cabo la selección del grano, el secado, el tostado y la fabricación de productos como nibs, chocolate de mesa, licores, cosméticos y bombones.
La UNAL, a través de su sede en Tumaco, en conjunto con el Instituto de Estudios del Pacífico (IEP) y la Cámara de Comercio de Tumaco, ha diseñado estrategias de capacitación que promueven la sostenibilidad de este cultivo. Las mujeres cacaocultoras reciben formación en comercialización digital, promoción comercial y asociatividad, permitiéndoles ampliar su presencia en redes sociales y fortalecer su capacidad para competir en el mercado.
Mujeres liderando la transformación
En el pasado, la actividad cacaotera estaba dominada por hombres, pero en la actualidad, son las mujeres quienes lideran este proceso, asumiendo un rol central en la transformación del cacao. A través de talleres de capacitación, que involucran a mujeres, jóvenes, adultos mayores y adolescentes, se busca empoderar a todos los participantes de la cadena de valor del cacao. Estos espacios también han servido para crear redes de apoyo que enfrentan las violencias basadas en género.
El profesor Gabriel Barrero Tapias, director de la UNAL Sede Tumaco, resalta la importancia de estas iniciativas: “Las intervenciones fortalecen las capacidades de las mujeres cacaocultoras, la creación de emprendimientos y sus proyectos de vida, asegurando su permanencia en el territorio”.
Corpoteva: una tradición ancestral
En el corregimiento de San Luis Robles, a 45 minutos de Tumaco, la Corporación de Asistencia Técnica Las Varas (Corpoteva) ha jugado un papel crucial en mantener viva la tradición del cultivo de cacao. Fundada en 2009, Corpoteva agrupa a 286 familias afrodescendientes, de las cuales 70 mujeres trabajan en la transformación del cacao, heredando el conocimiento de sus padres y abuelos.
Con el apoyo de la UNAL, estas mujeres han logrado mejorar sus procesos de producción y comercialización. La representante legal de Corpoteva, Fanny Rodríguez Angulo, destaca que la capacitación recibida les permitió desarrollar una nueva marca, mejorar el empaque de sus productos y utilizar las redes sociales como una herramienta clave de comercialización.
Cacao como símbolo de paz y resiliencia
La Asociación de Cultivadores, Comercializadores y Procesadores de Cacao (Procacao) es otro ejemplo del impacto transformador del cacao en la región. Conformada en su mayoría por mujeres víctimas del conflicto armado, esta asociación ha encontrado en el cultivo del cacao una alternativa rentable y sostenible a los cultivos de coca.
Procacao trabaja en fortalecer 180 iniciativas productivas de cacao, enfocándose en la producción, transformación y comercialización de productos derivados como chocolate amargo, licor de cacao y manteca de cacao. “El acompañamiento de la UNAL nos permitió profesionalizar nuestro trabajo y visibilizar nuestros productos”, afirma María Perpetua Calderón, tesorera de la asociación.
Innovación en cosmética con cacao
El cacao también ha encontrado su espacio en el sector cosmético, donde sus propiedades hidratantes y antioxidantes son cada vez más valoradas. Lizeth Belalcázar, emprendedora detrás de la marca “Rizos Emy”, ha utilizado el conocimiento adquirido a través de las capacitaciones de la UNAL para crear productos de belleza basados en cacao, como champú, mascarillas y cremas para peinar. Lizeth ha sabido aprovechar el potencial de las redes sociales para comercializar sus productos, logrando atraer a un público fiel y creciente.
Conclusión
El esfuerzo conjunto de la UNAL y las mujeres cacaocultoras de Tumaco ha generado un impacto profundo en la región. A través de la capacitación, la innovación y la comercialización, estas mujeres están transformando no solo sus propios proyectos de vida, sino también el desarrollo económico y social de sus comunidades. El cacao, que alguna vez fue un cultivo tradicional, ahora se erige como un símbolo de resiliencia y empoderamiento para las mujeres del Pacífico colombiano.