Cerrar las brechas de género no es solo una tarea pendiente en términos de justicia social, también es una decisión estratégica que impacta directamente la rentabilidad, innovación y sostenibilidad de las empresas. Esta fue la principal conclusión del encuentro ‘Mujeres que conectan: liderazgo, empresas y emprendimiento’, realizado recientemente en Cali, donde más de 120 mujeres líderes, gremios y representantes del sector empresarial y académico compartieron datos, reflexiones y rutas de acción.
Desde el Pacífico colombiano, esta conversación adquiere aún más relevancia: en una región históricamente afectada por desigualdades estructurales, avanzar hacia una economía más equitativa no solo es urgente, sino posible y rentable.
La equidad como motor económico
La evidencia es contundente. Lina Buchely, directora del Observatorio para la Equidad de las Mujeres (OEM), compartió los resultados de un estudio de McKinsey que demuestra cómo las empresas con mayor participación femenina en sus juntas directivas pueden incrementar hasta en un 13 % su retorno de inversión.
“Ese diferencial supone dinero sobre la mesa para las organizaciones que aún no incorporan a más mujeres en sus directorios”, señaló Buchely.
Pese a este potencial, en Colombia solo el 23 % de los cargos de decisión están ocupados por mujeres, lo que refleja una brecha que frena no solo el desarrollo personal y profesional femenino, sino también el crecimiento de las propias empresas.
Brechas persistentes en Cali y el Valle
Según datos presentados por Alejandro López, director de Cali Cómo Vamos, las mujeres en Cali enfrentan múltiples desafíos:
- Ingreso promedio mensual: $1.734.000 (unos $302.000 menos que los hombres)
- Carga de cuidados: el 95 % asume responsabilidades domésticas, frente al 75 % de los hombres
- Autopercepción emprendedora: solo 39 de cada 100 mujeres creen posible emprender con éxito
Esta sobrecarga de trabajo no remunerado limita el tiempo y la energía disponibles para iniciar o fortalecer negocios, afectando incluso la confianza en sus capacidades.
Mujeres emprenden, pero acceden a menos recursos
Desde la perspectiva del emprendimiento, Johana Urrutia, directora de Programas de la Fundación WWB Colombia, compartió cifras relevantes:
- El 50 % de los pequeños negocios en el Valle son liderados por mujeres
- Sin embargo, facturan un 40 % menos que los negocios liderados por hombres
- Solo el 18 % accede a crédito formal
Estas cifras reflejan un ecosistema con barreras estructurales: menor acceso a financiamiento, baja visibilidad en redes comerciales, y escasa formación en tecnologías emergentes. Urrutia enfatizó que cerrar las brechas requiere articulación entre lo público, lo privado y lo comunitario.
Empresas con propósito: iniciativas desde el sector privado
Durante el conversatorio central, representantes empresariales presentaron propuestas para transformar estas realidades.
Lina Sinisterra, gerente de la ANDI Valle, promovió la iniciativa Club del 30 %, que busca que antes de 2027 al menos tres de cada diez miembros en las juntas directivas de empresas listadas en bolsa sean mujeres. Además, hizo un llamado al liderazgo con responsabilidad:
“Tenemos la responsabilidad de mentorear a quienes vienen detrás; no podemos operar en la cultura del silencio”.
Por su parte, María del Mar Palau, presidenta de la Cámara de Comercio de Cali, propuso un cambio de paradigma:
“Debemos dejar atrás la etiqueta de microempresarias. Las mujeres son protagonistas del progreso”.
Anunció además acciones concretas:
- Expansión de programas como Prospera y Fábricas de Productividad
- Inclusión de módulos de transformación digital e inteligencia artificial
- Lanzamiento de la Plataforma del Pacífico, para conectar emprendimientos femeninos y afrocolombianos con compradores internacionales
- Impulso a la formalización digital, facilitando el acceso a financiamiento
Casos que inspiran
Más allá de las cifras y las políticas, el evento visibilizó historias de transformación real:
- Nathaly Ibargüen, fundadora de Quilombo Ancestral, ha convertido su emprendimiento gastronómico en un espacio de resistencia cultural y empoderamiento afro. Hoy participa en festivales internacionales, llevando su identidad a nuevos públicos.
- Sandra Cortés, de Gulupa Sabores Mágicos, sintetizó su camino con tres palabras clave: “Disciplina, pasión y constancia”.
Ambas representan cómo el liderazgo femenino no solo innova, sino que también construye comunidad, memoria y oportunidades para otras mujeres.
¿Qué pueden hacer las empresas del Pacífico colombiano?
Para empresarios, cooperativas y organizaciones comunitarias de la región, avanzar hacia la equidad puede generar retornos medibles en productividad, reputación y sostenibilidad. Aquí algunos pasos concretos:
Recomendaciones prácticas:
- Implementar políticas de equidad de género en todos los niveles: desde la selección de personal hasta la gobernanza.
- Promover mentorías entre mujeres líderes y nuevas emprendedoras.
- Facilitar la conciliación vida-trabajo, reconociendo las tareas de cuidado como un factor que impacta la productividad.
- Invertir en formación tecnológica para mujeres, especialmente en herramientas digitales y comercio electrónico.
- Aliarse con redes regionales de mujeres para potenciar visibilidad y canales de distribución.
Conclusión
Medir la rentabilidad empresarial desde la diversidad, la equidad y la inclusión ya no es una opción estética, sino una estrategia competitiva esencial. Para el Pacífico colombiano —región rica en liderazgo femenino, emprendimiento comunitario y creatividad— apostar por la equidad es un camino para acelerar el desarrollo sostenible, construir empresas más sólidas y una sociedad más justa.
Desde el campo hasta las juntas directivas, las mujeres ya están liderando. Lo que falta es que las estructuras también lo reconozcan, lo impulsen y lo celebren.