La conservación de la biodiversidad ha dejado de ser un tema exclusivo de los gobiernos y ha pasado a convertirse en una responsabilidad compartida con el sector privado. En la COP16, que se celebrará en Cali a partir del próximo lunes, uno de los temas centrales será el Marco Global de Biodiversidad, que incluye objetivos como el uso sostenible de los recursos naturales y el reparto equitativo de los beneficios generados por estos.
El Marco Global de Biodiversidad, adoptado como un esfuerzo internacional, pone el foco en que, para el año 2050, las organizaciones deberán reducir significativamente su impacto ambiental, restaurar el 30% de los ecosistemas degradados por sus actividades productivas y contribuir financieramente a la protección del medioambiente.
Empresas Colombianas y su Papel en la Biodiversidad
En Colombia, el sector empresarial ha comenzado a dar pasos importantes hacia la sostenibilidad. De acuerdo con José Manuel Perea, jefe de Negocios Verdes del Ministerio del Ambiente, “la mayoría de las grandes empresas ya cuentan con equipos de sostenibilidad, lo cual es alentador y esperanzador”. Si bien esto no significa que todas las prácticas dañinas del pasado hayan desaparecido, es evidente que las organizaciones están comenzando a adoptar modelos más responsables, como la economía descarbonizada y la restauración de ecosistemas afectados.
Joaquín Caraballo, consultor en economía circular, destacó que varias empresas en Colombia ya han integrado prácticas que reducen el impacto ambiental, como el manejo de subproductos de valor agregado o la implementación de procesos sin residuos. “Es un tema que cada vez se percibe con mayor urgencia, especialmente dentro del Marco Global de Biodiversidad, que afecta directamente a las empresas”, afirmó Caraballo.
El Valle del Cauca: Un Modelo de Sostenibilidad y Biodiversidad
El Valle del Cauca se ha posicionado como un referente en la implementación de la bioeconomía y los negocios verdes. Según Ana María Castillo, directora de la Unidad Económica y de Competitividad de la Cámara de Comercio de Cali, la región ha integrado estas prácticas sostenibles en sectores clave como la energía y la belleza. Por ejemplo, el departamento es el mayor productor de energía a partir de biomasa y contribuye con el 89% del etanol que se produce en Colombia.
Además, empresas como Naturesse y Vhera Lucci están utilizando ingredientes naturales en la formulación de productos de belleza, contribuyendo así al uso responsable de la biodiversidad. Esto se enmarca dentro del Protocolo de Nagoya, que promueve la distribución equitativa de los beneficios obtenidos de los recursos naturales y asegura un comercio justo que involucra a las comunidades locales en la cadena de valor.
El Futuro de la Biodiversidad y la Empresa
El desarrollo de un modelo económico basado en la biodiversidad no solo implica la participación de las grandes corporaciones, sino también la integración de las comunidades locales y sus conocimientos ancestrales. Empresas como Embelléceme, que utiliza aceites naturales provenientes del Pacífico en la elaboración de champús, han demostrado que es posible implementar prácticas de comercio justo que benefician tanto a las comunidades como a las empresas.
En el marco de la COP16, las discusiones en torno al Protocolo de Nagoya resaltarán la necesidad de que las comunidades obtengan una mayor participación en los beneficios económicos generados por la explotación de recursos naturales. Este protocolo, firmado hace más de una década, es una de las principales herramientas para asegurar que los recursos genéticos y el conocimiento ancestral se utilicen de manera equitativa.
Pagos por Servicios Ambientales: Una Alternativa para las Comunidades
Una de las iniciativas más prometedoras en Colombia para la protección de los ecosistemas es el esquema de Pagos por Servicios Ambientales (PSA). Este modelo permite que las comunidades reciban compensaciones por la conservación de áreas naturales, como las fuentes hídricas y los páramos. En el Valle del Cauca, la Corporación Autónoma del Valle (CVC) ha conservado más de 1.049 hectáreas bajo este esquema, beneficiando a 163 familias.
El PSA es un ejemplo claro de cómo las comunidades locales pueden participar activamente en la conservación de los ecosistemas, asegurando al mismo tiempo su sustento económico. A medida que el modelo de negocios verdes sigue creciendo, este tipo de programas se convertirán en pilares esenciales para la sostenibilidad a largo plazo.
Conclusión
El Valle del Cauca y otras regiones de Colombia han mostrado avances significativos hacia un modelo empresarial basado en la sostenibilidad y la protección de la biodiversidad. A través de iniciativas como la bioeconomía, los negocios verdes y los pagos por servicios ambientales, el país está construyendo un futuro más equilibrado, donde el desarrollo económico y la protección del medioambiente van de la mano.
El Marco Global de Biodiversidad y la COP16 serán espacios clave para seguir impulsando estos esfuerzos, con la participación activa del sector empresarial y las comunidades locales. Solo a través de la colaboración y la innovación será posible cumplir las metas globales de conservación y garantizar un futuro más sostenible para Colombia y el mundo.